El diafragma, el centro del cuerpo

El diafragma es la piedra angular de nuestro cuerpo: músculo y tendón a la vez en forma de cúpula, funciona como un pistón entre el abdomen y el tórax. 

Cuando inspiramos, desciende y masajea los órganos inferiores (hígado, intestino, colon, páncreas), cuando espiramos, sube y masajea los pulmones y el corazón. 

Para entender el mecanismo del diafragma y su relación con el resto de la espalda y el cuerpo, te aconsejo que veas este breve vídeo: 

El diafragma es el motor de los mecanismos respiratorios y digestivos, y actúa como una bomba entre todos los órganos esenciales del cuerpo humano, permitiendo el drenaje de fluidos, gases y flujos de energía. 

Conectado a las vértebras lumbares y dorsales, así como a ciertos músculos de la pelvis, también desempeña un papel esencial en la postura de la pelvis y la columna vertebral y en el funcionamiento de las articulaciones. 

Por último, se encuentra directamente en el centro de una línea vital que conecta la zona pélvica (perineo, ano, sexo) y la zona de la garganta y la cara (comunicación, expresión, respiración).

Por lo tanto, un diafragma débil o bloqueado puede dar lugar a múltiples complicaciones: 

  • a nivel respiratorio,
  • a nivel digestivo,
  • a nivel lumbar, dorsal y cervical,
  • en el perineo: incontinencia, problemas sexuales, etc. 

No profundizaremos aquí en la presentación fisiológica. Lo que nos interesa es el papel del diafragma en el mecanismo de la apnea espiratoria y la reducción de la angustia existencial. O, como un diafragma flexible y dinámico puede ayudarnos a hacer espacio y disolver los miedos y el estrés.

El diafragma, la mente y las emociones:

El diafragma está directamente relacionado con nuestra forma de pensar y sentir. 

Los antiguos yoguis lo sabían. Al relajar y dinamizar el diafragma, conseguimos una gran claridad mental y una pacificación de las emociones extremas. 

El cuerpo y la mente son uno: las disfunciones en la respiración, la digestión, la postura y el periné no nos permiten vivir en armonía. 

Por otro lado, poner fluidez e intensidad en el músculo central del cuerpo reorganiza nuestro sistema de forma holística y abre la puerta a la felicidad. 

En la mayoría de nosotros, el diafragma está tenso y bloqueado. Se trata del antiguo recuerdo de una angustia primordial de la que hablaremos en otro artículo. Además el estrés de la vida moderna, la presión de la sociedad y los diversos traumas que sufrimos a lo largo de nuestra vida acentúan este fenómeno. 

De hecho, el diafragma es disfuncional casi todo el tiempo. Por eso es difícil vivir en paz. Además de los dolores físicos y somáticos que provoca su bloqueo (digestivos, respiratorios, articulares, periné…), es también, y sobre todo, nuestra mente la que va en todas direcciones y no puede dejar de crear pensamientos parásitos inútiles.

Esta producción incesante de pensamientos conduce a un torrente de emociones tóxicas que a su vez refuerzan, en un círculo vicioso, nuestra angustia existencial, y todos los dolores somáticos asociados. 

Hacer subir la energía

Entonces, ¿Cómo puede ayudarnos el ejercicio del diafragma?. Se trata de suavizarlo y animarlo con ternura. Y este ejercicio debe hacerse siempre en retención de la respiración, cuando estamos “en vacío” y pasando por el miedo raíz a la falta de aire.

Como hemos dicho, cuando exhalamos, el diafragma se relaja y se eleva, ejerciendo presión sobre el corazón y los pulmones, mientras la caja torácica se tensa. Es en esta relajación y sin aire -más “libre” de hecho- que podemos amplificar suavemente el proceso natural del cuerpo: empujar suavemente el diafragma hacia arriba un poco más. Sin forzar demasiado. Sólo por unos segundos. 

Podemos practicar sentados o tumbados (en este caso preferiblemente con las rodillas dobladas), asegurándonos de que la columna vertebral y el cuello están siempre extendidos. La faja abdominal acompaña este movimiento ascendente hacia el interior: el vientre y el diafragma forman una media luna que entra y sube. 

Con una práctica regular (¡pero suave!), se puede sentir cómo los órganos inferiores (el perineo y especialmente el ano) también se elevan en este momento de apnea, como si fueran succionados hacia arriba. 

La espalda se expande y alarga de forma natural desde el coxis hasta el cuello. Es muy importante acompañar y amplificar este alargamiento un poco, conscientemente, durante toda la duración de la exhalación y luego durante la apnea sin aire. Tanto si estás sentado como tumbado, una ligera presión de los pies hacia el suelo -sin tensar los hombros- puede ayudar a esta expansión de la espalda. A continuación, suelte suavemente la presión del diafragma mientras desciende un poco; inhale suavemente, lo que ampliará su movimiento hacia abajo y permitirá que se produzca el masaje.

En resumen, la activación voluntaria -pero suave- del diafragma se realiza siempre hacia arriba y después de la espiración. La inhalación debe seguir siendo un momento de relajación: no hay que forzar nada, hay que dejar que ocurra. 

Como puedes ver, esto es lo contrario de lo que se practica en los deportes, la gimnasia e incluso el yoga moderno.  

Es importante especificar una cosa sobre la exhalación: no debe ser forzada. Una exhalación del 70/80% es más que suficiente. Es inútil querer exhalar completamente, vaciar absolutamente todo el aire de los pulmones. 

Esto sólo crearía una tensión adicional.  

Ascenso interno para la paz

Según la ciencia del yoga, todas las tendencias de confusión, estrés y miedo son energías descendentes. La claridad, la alegría y la armonía son ascendentes. 

Ayudar al empuje ascendente del diafragma es una forma de contrarrestar las tendencias descendentes perjudiciales y acompañar el surgimiento espiritual. 

Esta ascensión interna permite un equilibrio energético esencial que nos ayuda a vivir mejor y más ligero liberándonos poco a poco del miedo. 

El cuerpo se vuelve estable y elegante, la mente se vuelve más clara. 

El mundo deja de ser un temible campo de batalla y se revela como un espacio de posibilidades en el que reinan cada vez con más fuerza la tranquilidad, la confianza y el placer.

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